A lo largo de los años acompañando a emprendedoras y profesionales a ordenar sus finanzas, entendí que la clave no está solo en los números: está en cómo pensamos y sentimos sobre el dinero.
Una buena mentalidad financiera no nace de saber Excel, sino de animarnos a mirar de frente lo que evitamos.
Y en las mujeres esto tiene particular peso. No por falta de capacidad (sobran pruebas de que la tenemos), sino porque muchas veces nos enseñaron que hablar de plata no es “de señoritas”. O que compartir cuánto ganamos es mala educación. O que si un negocio es vocacional, no tiene que ser rentable.
Hoy quiero contarte algunos consejos que me sirvieron y también les sirvieron a muchas de mis clientas para construir una relación más saludable con el dinero:
💬 1. Empezá a hablar de dinero con otras mujeres
No hace falta mostrar tu home banking en la sobremesa, pero sí animarte a conversar. Compartir experiencias, precios, estrategias, errores. Cuando las mujeres hablamos de dinero entre nosotras, comparamos, corregimos, aprendemos.
Una clienta me contaba que empezó a hacerlo con amigas emprendedoras y recién ahí se dio cuenta que venía cobrando mucho menos que el mercado. Eso solo ya cambió su negocio.
¡Empecemos ahora! Te cuento un chisme: muchas emprendedoras cobran su sueldo emprendedor y acá te cuento como calcularlo.
🤝 2. Recomendate con otras mujeres de negocios
Hace unos años conocí este concepto: el conocer a personas nuevas en tu campo o áreas relacionadas. Es decir, "hacer contactos" para formar relaciones empresariales, crear y desarrollar oportunidades de negocio, compartir información y/o conocer potenciales clientes y lo considero vital para toda emprendedora. Conocí personas increíbles a partir de asistir a eventos, formaciones y si aún no habitas esos ambitos también podés hacerlo de forma online a través de Linkedin o grupos de Facebook,
A este término le agregaría un toque personal: "sé el contácto" para otra, animate a recomendar y dar visibilidad a aquellas emprendedoras que te cautiven para recomendarnos entre sí. Recomendar a otra emprendedora no es solo ayudarla a vender, es fortalecer la red. Armar cadenas de confianza, contarnos lo que nos sirvió. Cada vez que contratás a otra mujer, estás invirtiendo en una economía más equitativa.
3. Enfrentá lo que evitás (sí, incluso tus números)
¿Tenés miedo de mirar cuánto ganaste este mes? ¿Te da culpa no saber si tu negocio es rentable o como volverlo escalable? Es normal, pero también es el momento de frenar y pedir ayuda.
Siempre digo: lo que no se mide, no se puede mejorar.
Si necesitás alguien que te guíe para encarar los números de tu negocio, podés agendar una mentoría personalizada conmigo. A veces, un espacio para ordenar ideas es el primer paso.
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🧠 4. Cuidá lo que consumís (y no solo económicamente)
La mentalidad financiera también se construye con lo que vemos todos los días. Seguí cuentas que te inspiren, que te hablen de dinero sin culpa, que te recuerden que tu negocio merece ser rentable sin dejar de ser humano.
Te voy a presentar a una mujer que tiene la capacidad de inspirar, enseñar y generar empatía; ella fue de las primeras que vi desarrollar una marca personal más poderosa que las marcas empresariales que tiene.
Cada vez que puedo la escucho, comparto y recomiendo: Vilma Nuñez
🧰 5. No tenés que hacer de todo (y no deberías)
Una de las trampas del auto boicot más comunes entre emprendedoras es creer que tenemos que aprender a hacer todo: redes sociales, diseño gráfico, publicidad, atención al cliente… Y la realidad es que eso solo nos resta tiempo (y nos frustra cuando no lo hacemos bien). Tiempo que deberíamos utilizar para hacer lo que realmente sabemos hacer: crear, vender y dar valor a nuestros productos o servicios.
Delegar no es un gasto, es una inversión en profesionalismo. Cuando hacés todo vos sola, tarde o temprano se nota. Y sí: como te ven, te tratan.
Si un producto o servicio no se percibe como algo valioso, profesional y cuidado, es muy difícil que la gente esté dispuesta a pagarlo como tal.
Invertir en alguien que te diseñe bien, que te ayude a comunicar tu marca o que te lleve las cuentas no es un lujo, es parte de hacer crecer tu negocio con seriedad.
🌟 Conclusión: La mentalidad financiera se construye, no se nace con ella
No importa si empezaste tu negocio por pasión, por necesidad o por un sueño: merecés que sea rentable y profesional. Y eso no pasa de un día para el otro, pero sí empieza con pequeñas decisiones conscientes.
Hablar de dinero, pedir ayuda, delegar, medir, rodearte de otras mujeres que te empujen a crecer... todo eso es construir una mentalidad financiera.
Y si sentís que necesitás un espacio para ordenar tus números, pensar estrategias o sacarte dudas sin vergüenza, estoy acá para acompañarte.
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La clave no es hacerlo sola. Es hacerlo bien. 💪