Hace meses que tengo esta pregunta en la cabeza y me costó mucho bajarla a la hoja, pero creo que es necesario que nos lo preguntemos: ¿Somos todas esclavas de negocios exitosos?
Todas creamos marcas personales, negocios y emprendimientos para ser más libres que en un trabajo formal. A muchas de nosotras nos está yendo muy bien y logramos esa ansiada independencia, pero... ¿a qué costo?
La trampa del éxito
Aceptamos la idea de que para que nos vaya bien tenemos que trabajar cientos de horas, no tener un sueldo fijo y no delegar nada. Si te identificás con esto, quiero decirte que tenes un problema.
La verdad es que nos metieron un mito en la cabeza: creemos que por facturar más, ganamos más. Pero como contadora, puedo asegurarte que esto no es así. Hay una gran diferencia entre los ingresos que entran y la ganancia que queda, y esa confusión es la raíz de un estrés constante.
El éxito no debería ser una prisión.
Es una realidad que veo en muchas mujeres: tienen un negocio floreciente, una marca que crece y cada vez más ventas. Todo apunta a que sea un éxito, y en gran medida, lo es.
Sin embargo, detrás de esa fachada, casi siempre existe una sensación de estar atrapada. Trabajas sin descanso, la incertidumbre financiera te genera estrés y la idea de delegar te paraliza. Sin darte cuenta, tu negocio, que te da tanto, te convirtió en su esclava. Caíste en una de las trampas más comunes: la mentalidad de escasez disfrazada de “trabajar duro”.
La trampa de la "Mentalidad de escasez"
La escasez no se manifiesta solo en la falta de dinero; se esconde en nuestras decisiones. Es una creencia sutil de que “no hay suficiente”, y se evidencia en:
"Si no lo hago yo, no saldrá bien." Esa escasez de confianza te impide delegar, te sobrecarga de trabajo y te deja sin tiempo para la estrategia.
"No puedo pagarle a un profesional ahora." Creemos que contratar a un experto es un gasto, no una inversión que nos permitirá crecer de manera exponencial.
"Tenemos que guardar cada centavo." El miedo a gastar nos paraliza y nos lleva a mantener el dinero sin un propósito claro, en lugar de usarlo para invertir en oportunidades o en nuestro equipo.
"No necesito un sueldo fijo." Todos necesitamos un sueldo fijo porque tenemos gastos personales que cubrir y si no lo tenés terminas usando las pocas ganancias de tu emprendimiento para tus gastos. Un error con todas las letras.
Esta mentalidad nos mantiene en un ciclo de ansiedad donde, sin importar cuánto ganemos, siempre sentimos que estamos en el límite.
El punto de partida: la toma de decisiones inteligentes.
Estuve pensando mucho en "la abundancia" pero no como un concepto esotérico sino como un objetivo. Para mí, pensar en la abundancia es tomar una decisión estratégica consciente desde una posición de poder y no de miedo.
¿Cómo se aplica esta decisión en tu negocio?
Delegas con confianza. Sabes que tu tiempo es tu activo más valioso, por lo que contratas a personas con talento y confías en ellas.
Invertís en conocimiento. Pagas por consultorías y asesorías porque entendés que el retorno sobre esa inversión te dará claridad y te permitirá crecer más rápido.
Usas el dinero con un propósito. En lugar de acumularlo, lo utilizas estratégicamente para reinvertir en el negocio, para probar nuevas iniciativas o para mejorar tu calidad de vida.
Separas el dinero que surge de tus ventas en porcentajes. Vas a dividirlo entre sueldo emprendedor, impuestos, ganancias (inversión), gastos fijos del negocio, etc.
Miedo vs. Oportunidad
Acá está el punto clave, el que me costó tanto tiempo entender: la mayoría de nosotras ya sabe que tiene que ordenar sus finanzas y delegar. Pero nos da miedo.
Después de mis primeros árticulos con tutoriales y pasos a pasos recibí mensajes de mis seguidoras diciéndome que las inspiró y que los descargaron pero ante la primer duda se paralizaron y los abandonaron.
Esa parálisis es el miedo. Miedo a enfrentar los números de frente, a tomar el control y que tus decisiones sean las únicas responsables de cómo te va, a dejar de ser la esclava que trabaja 24 horas y convertirte en la dueña que sólo administra y decide.
Por eso, porque tras varios meses vi que no basta con brindar herramientas gratuitas para romper con estos patrones y creencias que muchas arrastran es que cree mi Mentoría One to One una serie de videollamadas personales (sólo vos y yo) cada 15 días durante tres meses.
Te aseguro que no hay nada que temer, ser dueña vale el esfuerzo.
Agendá tu videollamada.